La maldición de ser niña, pobre y “ser oída” por el Estado
Nuestra presentación se centra en la problematización crítica de las prácticas y dispositivos estatales de niñez que potencialmente se basan en el paradigma de derechos humanos; lo cual nos encuentra interpelándonos en los espacios de trabajo, tanto desde lo académico como de la práctica. El eje de...
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2017
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Sumario: | Nuestra presentación se centra en la problematización crítica de las prácticas y dispositivos estatales de niñez que potencialmente se basan en el paradigma de derechos humanos; lo cual nos encuentra interpelándonos en los espacios de trabajo, tanto desde lo académico como de la práctica.
El eje de análisis; será el denominado derecho a ser oído en niñas, niños y adolescentes (N.N. y A.), particularmente en aquellas intervenciones planteadas desde la protección integral de derechos, en la Ley Nacional de Protección Integral de Derechos de Niñas, niños y adolescentes configurado en el artículo 24.
Esta promulgación “del derecho a ser oído” se encuentra sostenida en una modalidad de escucha y por ende de silenciamientos posibles como dispositivo de control. En las prácticas visualizamos en el entramado discursivo y simbólico al menos dos movimientos dialécticos: invisibilización o silenciamiento y control- punición.
La reflexión sobre los dispositivos que se implementan para “ejecutar” la escucha activa en niñas, niños y adolescentes, se encuentran atravesados por lógicas de poder, dominación-sumisión y colonización de saberes y vivencias entre la mirada adultista y la vida cotidiana de los y las niñas, niños y adolescentes.
Estos atravesamientos ejercen y reproducen prácticas sobre cuerpos, voces y sentires que se plasman, tanto en las relaciones cotidianas, como en las prácticas institucionales que tienen como objeto la invasión de lo social, lo familiar y las subjetividades de cada uno de las niñas y los niños.
Ahora bien; desde esta propuesta serán las voces, los silencios y las marcas de niñas; que viven bajo condiciones de desigualdades económicas; cuyas interseccionalidad, cabe pensar en posiciones de completa desigualdad. En tanto, género, clase y generación; y las lógicas que subyacen a las mismas.
¿Qué se escucha?.. ¿Qué aspectos son negados?... ¿qué se silencia y ensordece?... ¿Y por qué las niñas?
¿A quién se supone que tenemos frente, delante, al lado o simplemente atrás?
¿Se puede sostener esta lógica centrada en el derecho a ser oído como un principio sin matices?
Con esta problematización nos preguntamos si escuchamos a las niñas como sujetas políticas colectivas, que no sólo hablan por ellas sino desde un colectivo que entra en tensión con el mundo adulto y las lógicas hetero- patriarcales y clasistas imperantes. Esto nos coloca frente a preguntas y la disyuntiva por la emancipación, contra los discursos y prácticas que ejercemos como adultes en nombre de “habilitar las voces” y “acompañar los procesos psicosociales en la vida de las niñas”.-.
Para comenzar entendemos necesario poder introducirnos en el concepto de colonialidad y posteriormente pensarnos desde las lógicas adultocéntricas en las que las instituciones son creadas, reproducidas y sostenidas desde los Estados que regulan e intervienen sobre las vidas cotidianas de los niños, niñas y adolescentes.
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