La cuestión social para quien la trabaja

La cuestión social es generalmente presentada en ciencias sociales como una falla o negatividad que habría que subsanar. En esta ponencia partiremos de una hipótesis diferente que esperamos sea de interés en el ámbito del Trabajo social. Sostendremos que la cuestión social es una positividad, una in...

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Detalles Bibliográficos
Autor principal: Lobos, Nicolás Alberto
Publicado: 2021
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Acceso en línea:https://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=17187
Descripción
Sumario:La cuestión social es generalmente presentada en ciencias sociales como una falla o negatividad que habría que subsanar. En esta ponencia partiremos de una hipótesis diferente que esperamos sea de interés en el ámbito del Trabajo social. Sostendremos que la cuestión social es una positividad, una interesante, abigarrada y adamascada ideología material, una realidad notablemente consistente, claramente dialéctica y relativamente autónoma, un territorio a habitar y un campo de batalla a defender. No es para nosotros una pregunta sino más bien una respuesta y su fin -desde esta perspectiva- no sería una buena noticia. Se presenta la emergencia y la procedencia de la cuestión social como un campo donde confluyen tanto las necesidades del modo de producción capitalista como las estrategias biopolíticas del Estado Nación, tanto las apuestas de los primeros feminismos como diferentes luchas populares dando por resultado un precipitado de relaciones complejas de estabilidad precaria y en ciertas condiciones altamente explosiva entre las clases sociales. La cuestión sociales un efecto del capitalismo a la vez que un posible pero insuficiente remedio con límites precisos y potencialidades notables. Se trata de un espacio limitado, contradictorio, dialéctico y de imposible resolución donde se anudan intereses y goces, donde se celebran todo tipo de pactos y alianzas entre fuerzas sociales, donde todo recurso y toda intervención será siempre insuficiente y donde -sin embargo- una cierta potencia y posibilidades se abren a condición de–por un lado- dejar de considerarla una enfermedad a curar y -por otro lado- dejar de renegar dela contradicción; es decir, no considerarla una tara sino más bien lo que nos permite respirar.