Atlas de la Energía de Mendoza
Sin la energía que nos aportan los alimentos que consumimos y el aire que respiramos, la humanidad no existiría. Sin energía, no hay agricultura, ni irrigación, ni preparación de alimentos, tampoco indumentaria, ni vivienda, ni transporte, ni comunicaciones, tampoco esparcimientos, entre otras c...
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Publicado: |
2009
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Acceso en línea: | https://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=4372 |
Sumario: | Sin la energía que nos aportan los alimentos que consumimos y
el aire que respiramos, la humanidad no existiría. Sin energía, no
hay agricultura, ni irrigación, ni preparación de alimentos, tampoco
indumentaria, ni vivienda, ni transporte, ni comunicaciones,
tampoco esparcimientos, entre otras cosas.
Tanto nuestras sociedades de la era industrial como las de la “digital
o comunicacional” dependen enteramente en forma creciente
de la energía. Es “natural” encontrar combustibles en una estación
de servicio, o la “electricidad” en cualquier toma de corriente;
pero si un temporal destruye las líneas de alta tensión o las
plataformas petroleras, toda la economía de una región puede
quedar afectada. Otras regiones, en otras partes del globo se ven
afectadas por conflictos derivados de los intereses por el dominio
de los combustibles. Basta recordar las “guerras del petróleo” y los
precios de los combustibles.
Para utilizar la energía, es necesario producirla o generarla, transportarla,
a veces miles de kilómetros, y distribuirla en tiempo y en
forma. ¿De que vale disponer de transporte automotor ,sino se
dispone de combustibles en cantidad y en precio adecuados?
El clima local determina en parte las necesidades regionales de
energía. Renovables o no, las fuentes de energía no están distribuidas
uniformemente sobre la superficie del planeta. Las zonas
de consumo no coinciden, en general, con las zonas de producción.
La energía es además una importante fuente de comercio
internacional.
El dominio progresivo de nuevas fuentes de energía ha permitido
a la humanidad una expansión demográfica extraordinaria. Ha
puesto a disposición de los ciudadanos nuevos dispositivos en un
numero cada vez de mayor lo que ha generado una dependencia
del hombre para el hombre. Solo basta mirar a nuestro alrededor
para observar la cantidad de elementos que se necesitan ser
“activados” o puestos en funcionamiento utilizando energía en
nuestro diario vivir: trabajo, transporte, alimentación, vivienda,
esparcimiento…
Pero sabemos que un consumo excesivo de energía afecta el equilibrio
térmico de nuestro planeta independientemente del lugar
de residencia del hombre. Es necesario tomar conciencia de estos
problemas para reaccionar rápidamente, pues no hay reemplazo
inmediato. |
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