Morir como Dios manda

Después del descubrimiento de América, y a medida que se iba desarrollando la vida de la sociedad colonial, se instaló en estas tierras una de las bases fundamentales de la vida jurídica, tal fue la de la Escribanía o Notaría. Hoy, los archivos de esta institución nos dan la posibilidad de acercarno...

Descripción completa

Guardado en:
Detalles Bibliográficos
Publicado en:Revista de Historia Americana y Argentina
Autores principales: Acevedo, Alba, Pérez Stocco de Buere, Sandra
Materias:
Acceso en línea:https://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=8007
Descripción
Sumario:Después del descubrimiento de América, y a medida que se iba desarrollando la vida de la sociedad colonial, se instaló en estas tierras una de las bases fundamentales de la vida jurídica, tal fue la de la Escribanía o Notaría. Hoy, los archivos de esta institución nos dan la posibilidad de acercarnos a uno de los tantos documentos que componen los expedientes notariales: el testamento, definido como aquel instrumento jurídico a través del cual se canalizan los problemas que ocasiona la muerte. Documento profano, pero esencialmente religioso en su concepción, el testamento nos proporciona el mejor testimonio de la preparación para la buena muerte, en paz con Dios y con los hombres. En aquel lejano tiempo, la muerte era un hecho cotidiano, constante, un acto que se podía presentar en cualquier momento y que convivía con el hombre de un modo diferente al de la sociedad contemporánea. En general ante ella, se tenía la actitud cristiana de resignación al tiempo, lugar y forma en que Dios dispusiera el final de la vida. En esta ocasión, el criterio adoptado en la selección de los testamentos, que han sido incluidos en este artículo, intenta reflejar las disposiciones testamentarias de un universo social variado teniendo en cuenta blancos, indígenas, varones, mujeres, personas en situación socioeconómica acomodada y también otras con una situación más humilde.